Editorial Tacurú n°0 : Las redes de la obediencia .





Algunos creyeron firmemente que obraban mal, pero no se resolvieron a romper con la autoridad” 1


El Experimento Milgram se realizó por primera vez en 1963 en la Universidad de Yale, Estados Unidos. Fueron los primeros experimentos registrados para el estudio de la obediencia, abordando los factores que llevarían a las personas a obedecer órdenes y su relación con la autoridad. Si bien el psicólogo norteamericano Stalney Milgram fue el que ideó el experimento, este fue repetido durante los cuarenta años que restaron al siglo XX, tanto en Estados Unidos como en Europa y otros lugares del mundo2 3.
Este experimento consistía en lo siguiente: unx voluntarix (profesorx) -quien creía que el experimento trataba sobre aprendizaje- realizaba una prueba de memoria a otro falso voluntario (alumno). Ambos roles eran escogidos supuestamente al azar. En el caso que alumnx respondiera erróneamente, profesorx debía aplicar una descarga eléctrica sobre alumnx. Milgram realizó encuestas previas sobre los posibles resultados: solo una de cada 1000 personas llegaría hasta el final del experimento. Los resultados reales fueron que más del 60% de lxs participantes completó el experimento, ocasionando descargas eléctricas de hasta 450 voltios en alumnx –quien en realidad era un actor y jamás recibió descarga alguna- y tan solo un 10% de lxs participantes se resistió a finalizar el experimento en su totalidad.
La ferrea obediencia, que saca a relucir el Experimento Milgram como norma, será clave en la construcción y reproducción de un sistema. Ese sistema que no incluye individualidades, sino que reproduce normalidades. Las figuras autoritarias se extienden más allá del poder centralizado, para estar -al mismo tiempo- al servicio de este poder: ¿Quiénes representan las autoridades que obedezco? ¿A quiénes les estoy cediendo mi sentido de lo correcto y mis responsabilidades, en mayor o menor grado?
La extendida idea de que para la convivencia es vital un determinado “orden social”, acalla nuestro discermiento personal, tanto en lo respecta a lo individual como a lo colectivo. Y a su vez en dónde se reconoce una rebeldía, existe también la obediencia a una autoridad-otra, ya sea de liderazgo o moral.
Desde esta reflexión, creemos que puede ser más fácil cambiar el mundo de lo que se piensa. Pensar y contruir una moral propia, dejar a cada quien pensar por si mismx, como individux, fuera de las mayorías y de los colectivos. Parte de dejar de reproducir esta red de obediencia, es el reconocer las autoridades que actúan entre nuestras relaciones más cercanas y desestabilizarlas, creando redes horizontales. Pensar antes de actuar puede ser la premisa fundamental que construya nuestra autonomía.


 Marzo, 2016. Año 1. Edición 0.
Red de Comercio Justo Tacurú.




1Milgram, S. (2012) Los peligros de la obediencia. En: Polis [En línea]. Recuperado el 2 de enero de 2016, de http://polis.revues.org/5923
2No existen datos de que se haya realizado en Latinoamérica.
3Existe una película sobre el Experimento Milgram llamada “Experimenter”. Se encuentra en línea, por ejemplo, en este enlace: http://www.pelispedia.tv/pelicula/experimenter/

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