La inserción de la danza en la educación formal


DICIEMBRE 2010

Históricamente, la pedagogía en danza ha tardado en insertarse en el sistema educativo formal en Chile, respecto de disciplinas como la música y las artes visuales que ya son parte del currículum obligatorio, o del teatro que tiene un nivel de inserción mucho mayor respecto de la danza en el currículum diferenciado en Chile.
Sobre la historia de la danza en nuestro país, es necesario desplegar una panorámica actual para así analizar su influencia en el medio y el como debiera insertarse dentro del sistema educativo.
Desde mi perspectiva, la danza en Chile se puede describir a través de tres corrientes predominantes: su condición de show o entretenimiento (incluyendo en esta categoría agrupaciones de proyección folclórica como BAFOCHI, la danza espectáculo y toda sus variables), la danza histórica o ballet y la danza artística pos clásica (agruparemos aquí lo moderno, contemporáneo, el butoh, la danza teatro, etc.). De estas, podemos desplegar diversas formas de representación que articulan lo que los estudiantes secundarios podrían entender por danza. El show o entretenimiento, tiene relación con la danza a través de su técnica y forma con la intención puesta en impresionar al espectador desde las habilidades del bailarín. Usado en eventos masivos como por ejemplo el festival de la canción de Viña del Mar, en los últimos diez años se ha masificado en su práctica masiva y en la proyección de estas danzas hacia la televisión, en diversos formatos que apuntan a exhibir un cuerpo modelo deseado o desde la competencia entre personajes conocidos. Estas formas en general no profesan un contenido para la danza, menos aún, la degradan en su condición técnica sobre todo aquellos programas centrados en la visualidad del cuerpo como objeto de marketing. Siendo esta la corriente la más masiva hoy, su influencia sobre la danza educativa es a mi perspectiva, darle a la danza un reconocimiento público de ser un medio de expresión para el ser humano.
Lo que llamo danza histórica o ballet, tiene una tradición de más cien años en Chile, a lo que se ha permanecido más o menos inalterable. Es decir, desde su nacimiento, se encuentra acuñada en el mismo nicho, su forma es más o menos la misma, así como el contenido de la danza. Se dirige hacia un mismo público: alta y media burguesía, siendo esta representación parte de la llamada “alta cultura”.
Creo que ambas representaciones son las más reconocidas por la “opinión pública”, aún cuando existan eventos como el festival Stgo a mil donde se encuentran en contexto representaciones de lo que llamo danza pos clásica. De lo que nuestro “público objetivo” (estudiantes secundarios) puede conocer de estas corrientes, influyen muchísimas variables más que tan solo los medios de comunicación: su educación formal y no formal, su núcleo familiar, su lugar de procedencia, los intereses que desarrolla a lo largo de su vida y su condición socio económica, que en este caso es probable que entre más “baja” sea, menor acceso tiene a este tipo de manifestaciones. Como dato, es probable que si fijemos nuestra atención sobre todos los estudiantes de la escuela en danza de uarcis, escuela de la cual provengo, ellos somos en su mayoría, provenientes de clases medio-burguesas hacia “arriba”, que dejando de lado nuestras específicas condiciones económicas, somos quienes tenemos acceso cultural a esto.
Todo este análisis es un esbozo diagnóstico para relacionar el ejercicio de la pedagogía en danza en espacios académicos universitarios y sobre los distintos establecimientos de educación formal en Chile, con sus condiciones tan diversas. Allí es donde primero debemos mirar al referirnos a la danza en o para colegios. Dependiendo del establecimiento y poniéndolo bajo las mismas condiciones culturales ya analizadas, los resultados son distintos, y a su vez te entregan amplios puntos de vista desde los cuales enfrentar la pedagogía de la danza. Dicho esto, aún cuando nuestra escuela no haya construido un discurso común respecto de una visión y misión de la pedagogía en danza en general y para la educación formal, nosotros como estudiantes y/o futuros profesores, podemos profesar la nuestra, desde dentro hacia fuera.
Si de la danza se desprenden variados estilos, son diferentes formas de ejecutar y con ello de pensar la danza. Y si a ella acceden diversos estratos y esferas, son también diferentes formas de pensar la danza. No hay hasta este momento un discurso más pensado y resuelto sobre lo que como escuela (uarcis) se quiere para esta práctica en nuestro país. O que agrupe nuestro estilo, técnica o línea como escuela.Y esto es lo que creo que se debe apuntar antes que nada. Antes de cambiar la malla (y sobre todo por esto), antes de hacer obligatoria nuestra práctica en la educación formal, por ejemplo. Esto significa para mi trabajar en los objetivos de una práctica que no es en sí misma un beneficio o implícitamente necesaria; lo es luego de que se construye por una razón.
Si esto no sucede, si no reflexionamos sobre ello, creo que es inútil e inócuo forzar la inserción de la danza en las escuelas, a partir de estudiantes en práctica o de un título profesional. Por ello es que no entiendo el objetivo. ¿Hay algún interés capitalista? Es decir, de crear mayor campo laboral para todo el gremio. Podría esto ser válido, e incluso visionario, pero carece de contenido y sentido, si no le otorgamos forma desde nuestro núcleo. Hay que reconocer un discurso, esta inserción no es un interés de antemano, pues nos dispondremos a trabajar con la vida de las personas, en etapas que aún no conocen su madurez como seres humanos, en el caso de los escolares.
¿Para qué? Díganme ¿para qué insertar la danza en la educación formal? Si no es para que desarrollar habilidades que solo pueden ser de interés de la “alta cultura”. Es decir ¿Qué le importan estas manifestaciones a quienes no tienen que comer? ¿Qué voy a bailar si no tengo para comer?
A pesar de lo extremo de estos cuestionamientos, creo que no son menores como punto de partida para pensar la danza en la educación chilena, en el contexto de cómo se encuentran las condiciones sociales y políticas en nuestro país, y a pesar de lo que he escrito anteriormente. Si tuviera que decidir en este momento, reniego de la danza, pues prefiero que todos coman a que todos bailen.


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