“¿Qué es la fisicalidad? Cuándo empieza y
termina lo físico. Cómo se percibe. En esta experiencia de ser humanx, la
fisicalidad pareciera revelarse como caminos y señaléticas de nuestras experiencias
corporales, como una condición en la cual podemos interpretarnos y conocernos
en el acto presente (…)”[1]
Me pregunto cuál es mi fisicalidad como espectadora si solo estoy sentada allí apenas moviéndome. Hay algo de la obra que despierta mi cuerpo y me entran ganas de saltar a escena. ¿“Cuándo empieza y termina lo físico” en este diálogo entre bailarinxs y espectadorxs? ¿Cómo es posible que pueda percibir su fisicalidad a distancia? ¿Son solo cuerpos moviéndose o hay algo más aquí que se anuncia?
La obra Fluctuantes -del
Colectivo de Arte La Vitrina- me extiende la invitación a deambular por caminos posibles de sensibilidad,
revelados a través de señaléticas
construidas desde el cuerpo. Los cuerpos que se están vinculando en las danzas,
se vinculan conmigo que apenas si me
muevo. La relación es una relación sensible en la que no podemos definir
exactamente el qué. Y el campo donde fluye toda esta información se llama
danza.
Entender un
cuerpo en movimiento: ¿es ese acaso el objetivo de la danza contemporánea? Hay
experiencias del movimiento en escena que nos agarran y trasladan en un viaje
sin tiempo –más allá del presente-. Y lo que acontece forma parte de un proceso
vivido, pensado, movido… Fluctuantes es el reflejo de esta/una constelación:
cuerpos, luces, sonidos y tiempo en movimiento.
Durante los
primeros años en los cuales comencé a preguntarme sobre qué era la danza y qué
era lo que la constituía, al ver obras siempre se me aparecía una pregunta en
relación a su relato o sobre qué es lo que quería decir, formando parte de la interrogante
que me rodeaba en general sobre el cómo debiera ser eso que estamos viendo. Con
el tiempo ideé una estructura básica que definía el origen común de las obras
de danza contemporánea, una especie de columna vertebral que trataba de analizar
cómo era el vínculo de cada obra entre sus elementos narrativos y su lenguaje particular
de movimiento(s). Con no menos que mucha ansiedad de equilibrio, nunca me era
posible encontrar propuestas que cumpliesen con mi expectativa de uso en esta
relación. Y ello me dio a pensar que la endogamia narrativa/movimiento
demostraba una debilidad del movimiento
de exudar significado. Como si el movimiento no bastará y hubiese que incluir
códigos narrativos para darse a entender. Y si solo de narrativa se tratase, sería
de otra disciplina de la que estaríamos hablando.
Esto en muchas
oportunidades me ha parecido algo así como una dicotomía ontológica de la danza
contemporánea, pero ello demuestra también un proceso continuo de autopoiesis,
en el cual la disciplina se hace preguntas que son posibles de ser contestadas
en escena.
Fluctuantes produce este ejercicio autopoietico por momentos dando
respuesta a la pregunta ontológica -que quizás ha estado presente en los 27
años de trayectoria del Colectivo de Arte La Vitrina- con y a través de la única
herramienta posible: el movimiento. En Fluctuantes la pregunta sobre qué quiere decir la danza contemporánea devela a la audiencia a la cual está interpelando.
¿Cuál es la probabilidad de que el movimiento sea en su forma y lenguaje una fruta
madura, o de que mi mirada haya dejado de adolecer la necesidad de un relato? La
obra produce una epifanía de la danza
contemporánea al explicarse a sí misma, sin artificios. La respuesta parece
quedar abierta a una interpretación que aun embiste la interrogante sobre cómo
hablar del movimiento y particularmente aparte del universo de la descripción. Dentro
de este particular sentido la única forma de hablar del movimiento es
moviéndolo.
Han pasado
varios años desde la última vez que escribo sobre una función de danza. Son
muchas las sensaciones que me encuentran y se contraponen al momento de
escribir. Me doy cuenta de que ya no necesito una estructura dónde localizar la
obra. De qué me voy en el viaje que me proponen sin hacer ninguna pregunta
previa. Disfruto más de esta otra comunicación posible en la que la mente
parece quedar en segundo plano y aparece el cuerpo como potencia. La mirada:
profunda y transparente a la vez. El vínculo: sensación de realidad.
Comentario escrito a partir de la
asistencia a la función del viernes 13 de julio de 2018 de Fluctuantes en el Centro Cultural Gabriela Mistral.
Ficha Técnica: Colectivo de Arte La Vitrina // Intérpretes: Carola Méndez, Javiera Sanhueza, Melisa Maturana, Tatiana Pérez, Exequiel Gómez, Magnus Rasmussen y Nicolás Cottet // Fotografía y Registro audiovisual: Camilo Pérez // Diseño Sonoro: Vicente Yañez // Diseñador de Iluminación: José Palma // Vestuarios: Tatiana Pimentel // Comunicación y Difusión: Jose Pepo Urrea /// Gestión y Producción: Marcela Olate, Exequiel Gómez // Asistencia Producción: Francisca Gacitúa.
[1] Asenjo, J., Cottet, N. (2018). Tocar. Recuperado de: http://ellibrodeladanzachilena.cl/el_libro_de_la_danza_chilena_2018.pdf
Comentarios
Publicar un comentario
ver, leer, comentar, difundir, criticar, observar, contribuir