Paradojas

I.
 Estoy, gran parte del tiempo, haciendo story boards de una vida en mi cabeza que seguramente jamás he de vivir. Tengo muchas frustraciones. Soy una paja mundial, una hija del sistema o una persona rota por la sociedad.
Estoy tratando de organizar este año nuevo para hacerlo un poco más productivo, en términos de lo que a misma pueda servirme, no como el sistema quisiera o le gustaría. Pero es inevitable que esas dos cosas estén en relación. Toda la información que aparece en mis redes, tiene que ver con personas que hacen de su existir algo -aparentemente- productivo.
Estoy harta. ¿Por qué todo se ha vuelto una publicidad? ¿Y por qué yo estoy ahí para consumirla?
Todo tiene que ver con algo que es la exhibición del sí-mismo/a. ¿Qué sentido tiene eso a largo plazo? ¿es sólo una urgencia capital? Si no hay algo de goce egotista en ese ejercicio de exhibición ¿qué hay? Además de una urgencia por hacerse viral, necesarie y merecedore de atención, así es como, entonces, ganaremos más dinero porqué somos imprescindibles, somo lo+, lo que tiene que estar ahí, siempre.
Como yo quizás haciendo este ejercicio.


II.
La libertad es a veces una de las dificultades mayores. Un camino hacia la nada. La posibilidad de escogerlo todo sin desear completamente nada.
Una sensacion de absurdo vacío que nos hace recordar la muerte.
Y aunque no lo queramos todo decanta allí, en la muerte.
¿Cómo no darnos el placer de escoger cuando será nuestro momento? La libertad de decidir cuándo y cómo acabara esta atractiva miseria de estar vivo.


III.
Me puse a escribir porque ya nada tenía sentido. Porque me obligué a hacer algo, a ver si aparece el sentido, porque al escribir algo parece tener sentido. Nada más alrededor lo tenía, excepto tú; pero no se puede vivir de alguien, o a través de alguien.
Entonces me puse a mirar mis propias miserias con ojos míseros, esperando encontrar mi propia simpatía. Ni siquiera autocompasión. Ojalá algún poco de sentido y de ganas de estar viva.
No, en realidad ganas tengo, lo que no hay es ganas de resolver los problemas, comprender al mundo, lidiar con la idea de sentirse tan extraña, tan extranjera. Soy extranjera en otro país y en el mío propio. Soy extranjera del mundo, y me encuentro a veces con une que otre alienígena como yo: “Si hay vida en otros planetas, no es así tal cual la conocemos”. Seguro escuchan más jazz y mienten menos.

Comentarios