De repente

Un texto viejo, posiblemente del 2013.


De repente, pasa que no te importan las noticias, no te importa si gano la U, si bachelet vale mierda, si los empresarios nos siguen cagando, si se incendio San Diego, si alcancé a ver la teleserie del almuerzo.

De repente... ya no te importa qué ver, no te importa escuchar, no importa que te miren la cara de mierda que traes. No te importa si no has podido comer, si quieres ir al baño, si no has podido dormir.

DE repente, te diste cuenta que estabas preocupada de puras weas, que lo que le dijiste o sentiste no importaba porque había algo mayor, mucho más grande que ese sentimiento. DE repente, hay minutos que nos cuestan la vida y si logramos sobrevivir, vale decir sigamos viviendo.


De repente... te sientes sola, aún cuando haya gente a tu alrededor. De repente quieres que alguien solo te abrace y te haga sentir su importancia en él, en ella. De repente, todos tienen a alguien a quien recurrir, y tu tienes que estar ahí, para todos un poco.
De repente, te conviertes en aquella que siempre sospechaste ser y debes hacer que eso valga la pena.

De repente... tu ego tiene que descender, a las profundidades, quedar olvidado, subsumido... pero a la vez, ese mismo ego es el que te hace volver loca, el que te desespera, el que no comprende.

De repente, sientes que te caes a pedazos y al segundo te vuelves a parar como si fueras la más fuerte de todas. De repente, tienes que mirar caras que amas, con cara de amor, de más amor que aquel que te tienes a ti misma. De repente y a su vez, tienes que recordar que para amarlos tienes que amarte a ti misma, y por eso debes comer, ir al baño, dormir, si es que lo consigues; y comprender hasta lo incomprensible.

De repente, toda tu voluntad no vale, sino más bien, la de dios, por decir algo, porqué no creo en dios. De repente, quisiéramos creer, o que algún creer, de verdad valiera la pena. Porque de repente, nuestra fuerza de voluntad no vale nada, nuestra humanidad no vale nada, y estamos ahí, dejados, a la buena, a la mala, a la dura, a la madura.

De repente... es como el Aleph, todo se vuelve blanco, todo lo anterior parece un borrador, y a la página siguiente comienza la verdad, lo real. O es como si se acabara una parte y empezaras de nuevo, de cero, con esto que te toca vivir.

De repente lloras. De repente ríes. De repente olvidas. De repente todo el pasado y el futuro se te viene encima: la imaginación es fuerte y te pisotea.

De repente, no hay nada más que hacer que esperar. Pero ¿entremedio? ¿qué pasa entremedio? Entremedio dudas. De todo. De todos. De qué cresta significa incondicionalidad. De qué es lo que está haciendo la gente a tu lado que ni te mira. De lo mal que trataste a esa persona ayer. De lo bien que podríamos tratarnos todes. De que los amigos no son los amigos. De hablar o no hablar. De reír o llorar. De caminar o quedarte sentada o dormir o comer o fumar o ahogarse.



P.H. Lyn.

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