La trampa del paraíso perdido: los trucos de una danza impúdica

 


La trampa del paraíso perdido, obra llevada a escena por primera vez en 2019, vuelve a los teatros este invierno 2022. Co-dirigida por Rhea Volij y Patricio Suárez, esta propuesta se embarca en la odisea de evocar el fraude existencial ejecutado de forma metódica.

Los cuerpos en escena, homogenizados por una opresión, igualmente logran expresar sus particularidades demostrando que -aun con la multiplicidad de efectos que genera un trauma- la singularidad no es algo que se borra tan fácilmente. Las protagonistas Popi Cabrera, Malena Giaquinta y la misma Rhea Volij, nos muestran las marcas del resultado de una epopeya: ¿es este el apocalipsis? Nos preguntamos ¿o es que somos testigos del devenir de tres sobrevivientes?

Esta obra nos entrega un ticket a un viaje sin retorno hacia un espacio natural y espontáneamente extemporáneo, que posee un lenguaje propio dominado. Una kinética profundamente eficiente que, en conjunto con las imágenes que aparecen cuando los cuerpos entran en pausa, denotan un estudio profuso de los detalles que componen la experiencia.

Un reflejo complejo y enrevesado que satisface la decepción contemporánea: a raíz de la definición y delimitación extrema de un problema, surge la posibilidad de derrotarlo.

Las corporalidades se instalan ya con un estado previo –finamente ejecutado- que nos transporta con cada movimiento hacia un terreno de lecturas que estremecen. Sí: los discursos que emanan de la obra son casi todos escalofriantes, pero no por eso menos magnéticos y atrapantes. El deseo por no desprendernos de este viaje voyerista que son las obras en teatros a oscuras, se va incrementando en la medida en que transcurre la propuesta y vemos cómo se abordan cada una de las situaciones que se han decidido instalar allí.

El paraíso perdido: ¿Hacia dónde se fue? En un mundo ya distópico como en el que vivimos, no podríamos imaginar otras tragedias más que las que ya existen, y la sobrevivencia es aquello que está mucho más allá de la fe en un futuro mejor o en un paraíso. Más bien, alojamos nuestras certezas sobre algo que toma forma de manera sostenible en el presente y que por ello perdura.

Es el caso de La trampa del paraíso perdido: una obra que su destino es que perdure. Ya sea en la escena independiente de Buenos Aires o en otras latitudes, deseamos que nunca deje de reaparecer dentro nuestras posibilidades de cartelera.

 


Ficha artística:

Intérpretes: Popi Cabrera, Malena Giaquinta y RheaVolij

Asistencia general: Marta Polesel.

Música: Patricio Suárez 

Iluminación: Matías Sendón 

Vestuario y Maquillaje: Silvia Zavaglia 

Producción: Marta Polesel, Suárez y Volij / Diseño gráfico: SIKE/  

Fotografías: Caro Nicora 

Videos: Francisco Benincasa

Idea y Dirección: Patricio Suárez y Rhea Volij

 



Anexo (RAE):

Trampa.

1. f. Artificio para cazar, compuesto ordinariamente de una excavación y una tabla que la cubre y puede hundirse al ponerse encima el animal.

2. f. Dispositivo que sirve para retener una sustancia separándola de otras.

3. f. Contravención disimulada a una ley, convenio o regla, o manera de eludirla, con miras al provecho propio.

4. f. Infracción maliciosa de las reglas de un juego o de una competición.

5. f. Ardid para burlar o perjudicar a alguien.

6. f. Deuda cuyo pago se demora.

Paraíso.

1. m. En el Antiguo Testamento, jardín de delicias donde Dios colocó a Adán y Eva.

2. m. Cielo, lugar en que los bienaventurados gozan de la presencia de Dios.

3. m. En algunos teatros, conjunto de asientos del piso más alto.

4. m. Sitio o lugar muy ameno.

Perdida, do.

1. adj. Que no tiene o no lleva destino determinado.

2. m. Hombre sin provecho y sin moral.

3. m. Impr. Cierto número de ejemplares que se tiran de más en cada pliego, para que supliendo con ellos los que salgan de la prensa imperfectos o inútiles, no resulte incompleta la edición.

4. f. prostituta.


 

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