En el amor, realidad y riesgo

 

Si ya no me voy a enamorar del amor: ¿de qué me voy a enamorar? ¿Qué me va a atraer ahora de una persona?

“Yo podría esbozar con palabras un mapa de mis sentimientos, pero las palabras no son lo mismo que los sentimientos. (…) El lenguaje puede salvar la distancia con el otro y es a la vez eso que nos separa del otro: igual que nuestra piel.”

La terapia puede ser una vía para la búsqueda de la verdad, utilizando el lenguaje como medio, reflexiona Eva Meijer (2021). Yo no estoy segura de eso, pero me hace recordar a mi psicóloga diciéndome: “por lo menos es real”. A veces la realidad tiene un sabor que no me gusta, del que quizás estuve huyendo todos estos años. Es menos emocionante, más tranquila. A veces tenue y otras intensa, pero igualmente imposible de predecir. En la realidad tengo menos control sobre las cosas, por lo tanto, más calma. El mundo parece no darme lo que deseo, sin embargo, lo que deseo no es lo mismo que lo que quiero y los deseos no deben ser todos cumplidos.

Esto de la realidad me hace acordar los cuentos que me contaba a mí misma antes de dormir desde que tenía 7 u 8 años. Todos tenían que ver con situaciones románticas con chicos. Nunca lo hablé con nadie esto, pero me parece algo prematuro de mi parte. En todo caso, mi primer recuerdo de que me gustara un chico –y no uno, sino dos- fue a los 5 años. Esos cuentos siguieron pasando a lo largo de los años, fantasías con las que me iba dirigida hacia el mundo de los sueños, que incentivaron tanto mi creatividad como mi habilidad para idealizar a las personas por las cuales tuve intereses románticos.

Muchas veces, llevar a la realidad ese encuentro con el otro parecía muy riesgoso. A veces todavía lo es. La realidad es atemorizante porque está llena de grises. En ella hay sí y no, y todo tipo de cosas de las cuales debes estar consciente: no puedes estar en el planeta del nunca jamás o en el mundo del más allá. Tienes que estar en el aquí y el ahora, observando y percibiendo, si quieres que las cosas se desarrollen al menos de forma satisfactoria. Si no aprendes a decir que no, nunca vas a poder decir sí. Y también, si no sabes decir que no, te expones a violaciones constantes, unas más fuertes que otras.

Entonces, ¿qué es el amor? ¿se parece más a la nostalgia o al éxtasis? Estas, son preguntas que rebotarán en las paredes. El amor no es solo una sola cosa, está en constante cambio como todas las cosas de la vida, como todas las cosas que están vivas.

 

Fotografía @julietahorak

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